Viendo esas cifras uno se pregunta cuál puede ser el límite de la tecnología para la entrega de potencia, porque esos datos sólo afectan a los súper-deportivos, pero si nos fijamos en los "peques" nos vamos a dar de ostias contra el canto de la puerta. Si nos fijamos en el Clio Williams del '92 ya nos parecían muchos aquellos 150 CV, ahora el Clio llega hasta los 200 CV, o los actuales Focus RS con 300 CV.
Ahí está el quid de la cuestión a eso de darle vueltas al asunto. Y es que realmente es necesaria tanta potencia? Si, ya lo se, la tecnología evoluciona y ha hecho a los automóviles mucho más eficientes mecánicamente, aunque también pesan más por el mayor equipamiento que incorporan ya desde los benjamines, bien por puro confort como por auténtica seguridad, pero la pregunta sigue siendo la misma. Estamos en una especie de circulo vicioso, porque es cierto que nadie se imagina a Ferrari anunciando su nueva "bestia" con tan solo, pongamos, 350 CV, porque cualquiera se deja cerca de 200 de ellos en el establo, pero seguramente reduciendo poco a poco las pretensiones de todos los fabricantes, se podrán hacer autos menos grandes y con un equipamiento no tan sobrado, un poco más austeros y quizás con menos botones (eso es otro de mis pequeños debates, ya hablaremos), y podríamos dejar esas grandes caballerías para máquinas más tipo pura sangre para series especiales. No olvidemos que Audi últimamente también va muy sobrada de ganadería, y "sólo" son familiares.
Por cierto, para romper con la lógica de este artículo, tenemos a esos monstruos americanos de finales 60 y primera mitad de los 70 (léase Stingray, Charger y preparaciones tipo MOPAR), que ya daban cantidades próximas a los 500 CV con carburadores y sin turbos, y perdieron la caballería de golpe al finalizar los 70. Aquello eran auténticos Muscle Cars.
Os dejo con vuestras reflexiones y con alguna foto de esos monstruos del ayer y hoy.
Venga, hasta pronto!